El agar es un ingrediente utilizado en las cocinas de todo el mundo, ganando una gran popularidad en los últimos años, debido a dos características fundamentales:
En primer lugar, su gran capacidad para formar geles, le confiere una acción texturizante. El agar o, también llamado agar-agar, está compuesto principalmente de fibra, lo que lo convierte en una opción más saludable que otros espesantes de origen animal.
En segundo lugar, el agar no tiene sabor, por lo que resulta perfecto como gelificante, sin modificar los sabores de la receta.
El agar alimenticio se utiliza frecuentemente en dulces, como por ejemplo helados, yogures, pastas, tartas, rellenos, coberturas, jaleas, lácteos, flanes, donas, yogures dulces tipo gomitas y cada vez se utiliza más en platos salados como : cremas, estofados (para dar consistencia a la salsa), embutidos veganos (para dar una mejor textura), pasteles salados, risottos, aderezos de ensaladas, rellenos, etc. entre otros platos.
Su uso en la cocina comenzó en Japón y se extendió al resto del mundo gracias a su popularización en las cocinas de chefs de reconocido renombre, por lo que cada vez más común encontrar agar en las despensas de todo el mundo.
El agar-agar se utiliza comúnmente en la fabricación de comida industrial por su capacidad emulsionante, gelificante, estabilizante y espesante. Como emulsionante, este ingrediente ayuda a mantener de manera homogénea una mezcla de dos o más fases inmiscibles entre sí como, por ejemplo, agua y aceite presentes en un producto alimenticio.
Debido a sus propiedades como estabilizante el agar mantiene cierto estado fisicoquímico ideal en el alimento. Por último, como espesante permite el incremento de la viscosidad.
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